RECETA
- 375 g de azúcar extrafino
- 125 g de harina
- 12 claras a temperatura ambiente
- 1 cucharadita de cremor tártaro
- 4 gotas de esencia o extracto de vainilla
- 2 gotas de esencia de almendra
- Azúcar glas para espolvorear
- Fresas partidas por la mitad para espolvorear
1Precaliente el horno a 180 °C. Tenga preparado un molde que mida 24 cm de diámetro en la parte más ancha y 10 cm de fondo. No hace falta engrasar ni preparar el molde.
2Tamice 125 g de azúcar con la harina. Repita el proceso de tamizado 6 veces y reserve.
3Bata las claras en un recipiente grande con una batidora hasta que estén espumosas y suaves.
4Añada una pizca de sal, 1 cucharada de agua, el cremor tártaro, la esencia de vainilla y la de almendra, y cuando empiecen a formarse burbujas añada el resto del azúcar, unas cuantas cucharadas cada vez.
5Bata hasta que todo el azúcar se haya disuelto y el merengue adquiera consistencia.
6Añada la harina y el azúcar tamizados con una cuchara de acero inoxidable larga o espátula de plástico.
7Remueva con cuidado hasta que se mezclen por completo.
8Coloque la mezcla en el molde con una cuchara e introduzca una paleta o espátula en el centro del molde hasta tocar el fondo, luego remueva en círculos para eliminar las posibles bolsas de aire y mezclarlo así mejor.
9Hornee durante 50 minutos o hasta que el pastel este esponjoso al tacto.
10Dele la vuelta al molde y colóquelo sobre una rejilla.
11Deje que el pastel se enfrié por completo para que no se pegue al desmoldarlo.
12Para desmoldar, tal vez necesite despegar un poco los laterales del pastel con un cuchillo de punta roma.
13Colóquelo en una bandeja para servir, espolvoréelo con azúcar glas y decórelo con las fresas.