1Ponemos un cazo al fuego con la nata, la canela y la vainilla y dejamos hervir.

2Agregamos la gelatina en polvo y removemos bien hasta que se disuelva.

3Pasamos la mezcla por un colador y la dividimos en tres partes iguales.

4Trituramos el kiwi y las fresas por separados, con una cucharada de agua, y los pasamos por separado unos minutos por el fuego para que se concentre el líquido de la fruta y para anular la bromelina. Esta es una sustancia que tienen algunas frutas que hace que la gelatina no cuaje, las fresas no la contienen pero el kiwi sí. En general es mejor reducir un poco el puré de frutas al fuego y así te aseguras el resultado porque el calor anula el efecto de la bromelina.

5Una de las partes de la mezcla la dejamos tal cual, con el sabor y el color de la nata; a la otra le añadimos el puré de kiwis ya templado y a la otra, el de fresas. Mezclamos cada parte muy bien para que se integre la nata y la fruta.

6Añadimos una de las mezclas a los moldes en primer lugar, a tu gusto. Nosotros hemos empezado con la nata. Llevamos al frigorífico unos minutos para que coja consistencia.

7Una vez haya cuajado un poquito, echamos la segunda capa y volvemos a dejar en la nevera.

8Acabamos con la última capa y dejamos en la nevera unas 4 horas o hasta el día siguiente.