1Lavar y secar muy bien un frasco de vidrio.

2Colocar el trigo o la cebada en el fondo del recipiente.

3Encima colocar 2 de las hojas de repollo, machacadas (sin quebrar).

4Lavar el resto del repollo y cortarlo en tiritas muy finas. También se puede rallar

5Tomar una parte del repollo rallado (suficiente para formar la primera capa) y triturarlo en el mortero hasta que despida su propio jugo.

6Espolvorear con parte de sal y colocar algunas bayas de enebro.

7Repetir el procedimiento hasta utilizar todo el repollo.

8Cubrir con dos hojas enteras, machacadas sin lastimar y colocar, cubriendo todo, un lienzo poroso.

9Añadir una tapa que cubra bien y que pueda presionarse hacia adentro del recipiente.

10Colocar un peso encima.

11Conservar el recipiente en un lugar cálido.

12A los cuatro días, quitar la espuma formada en la superficie, lavar la tapa y volver a cubrir.

13Repetir las dos últimas operaciones cada dos días, hasta que no se forme más espuma.

14Dejar fermentar unos días más.

15Colocar en frascos de vidrio bien tapados y conservar en la heladera.