1Ponemos en una sartén honda un buen chorro de aceite de oliva y rehogamos en el la cebolla con la patata troceadas.

2A los pocos minutos incorporamos los calabacines. Salamos y dejamos que se haga todo removiendo a menudo y sin tapar la sartén para que los líquidos se vayan evaporando. Cuando todo esté tierno escurrimos el aceite y cualquier líquido que haya en la sartén porque la mezcla debe quedar completamente seca para que no se nos agüe la tortilla. Añadimos el queso rallado y mezclamos bien para que con el calor empiece a derretirse.

3Mezclamos con los huevos. Cuajamos la tortilla hasta que esté dorada por ambas caras. Ten cuidado de que no se queme porque el queso hace que se dore en exceso, controla la cocción a fuego medio-suave.

4Si prefieres una textura más crujiente y compacta puedes freír aparte las patatas en aceite de oliva, escurrirlas bien y mezclar cuando los calabacines estén salteados con la cebolla. Después seguimos la receta.