1Pasar la ricota por un tamiz para mejorar su textura.

2Batir la crema con 5 cucharadas de azúcar a punto chantillí bien firme.

3Aparte batir las claras con el resto de azúcar a baño de María hasta obtener un merengue bien firme.

4Hidratar la gelatina con el licor y calentarlo sin que hierva, dejar enfriar hasta que tome punto jarabe.

5Mezclar la ricota en forma alternada con el merengue y la gelatina.

6Incorporar por último la crema con movimientos envolventes junto con la mitad de las nueces molidas.

7Dejar reposar unos minutos en la heladera.

8Tapizar con papel film el fondo y las paredes de un molde desarmable, acomodar un disco de pionono en el fondo.

9Verter la mitad de la preparación de ricota, distribuir trozos de duraznos en el reborde del molde pegados en el papel film alternado con medias nueces.

10El resto de los duraznos cortarlos en dados y distribuirlos sobre la crema, cubrir con el resto de la crema de ricota.

11Golpear suavemente el molde para que decante la preparación, cubrir con otro disco de pionono, prensar ligeramente y llevar a la heladera hasta que esté bien firme.

12Desmoldar y decorar con virutas de chocolate blanco y casquitos de durazno.