1Se unta de mantequilla generosamente un molde desarmable de 21 centímetros de diámetro (pero no lo enharinar).

2Poner en un bol el polvo de galletitas simples de chocolate. Mezclar el azúcar y la mantequilla derretida. Debe quedar un polvillo húmedo, como arena mojada.

3Se añade en el molde y se presiona con una cuchara formando un zócalo. Se reserva.

4Colocar la de gelatina en polvo sin sabor en un bol chico. Agréguese los 2/3 de agua fría y mezclar bien. Esperar a que se esponje (tener un poquito de paciencia).

5Luego colocar el bol a baño maría y mezclar ocasionalmente hasta que la gelatina se disuelva bien. Reservar la gelatina diluida.

6Cortar el chocolate para taza, en trocitos y luego añadirlo en una sartén. Agregar el resto del agua restante. Mezclar la preparación constantemente sobre el fuego, con cuchara de madera, pero emplearla sólo para repostería, hasta que el chocolate se disuelva. Retirar y reservar.

7Colocar en un bol el queso crema. Se le añade el chocolate derretido en la sartén y mezclar bien. Agréguele la gelatina en polvo sin sabor ya disuelta, la leche condensada, la cucharadita de esencia de vainilla y la de crema de leche.

8Mezclar bien con espátula de goma. Verter la mezcla preparada anteriormente en el molde cuyo fondo se tapizó con las galletitas.

9Se introduce el molde en la heladera, preferentemente de un día para otro o hasta que la crema esté bien firme. Desmoldar y adornar a gusto con astillas de chocolate blanco y negro, y copos de chantillí.

10Acompañe con salsa de frambuesas, a gusto.