1Mezclamos todos los ingredientes en  un cazo hondo y dejamos reposar la mezcla en frío media hora.

2Ponemos a fuego lento en ese cazo y llevamos a ebullición removiendo lentamente. Cuando va a empezar a hervir veremos que se va separando el suero del cuajo y cuando ya formen dos partes muy diferenciadas apagamos el fuego y dejamos reposar tapado un par de horas mientras enfría.

3Ponemos esta mezcla en un colador fino o en una tela de algodón y dejamos escurrir muy bien un buen rato hasta que no le quede nada de líquido. Lo ponemos en un recipiernte y ya lo tenemos preparado para consumir.

4Servimos a nuestro gusto, con miel, caramelo, o simplemente espolvoreado con azúcar, o rellenando bollitos o scones.