1En un vaso de agua templada echar la levadura y remover hasta que se deshaga por completo y se haya mezclado bien con el agua.

2En una fuente honda y grande mezclar la harina con la sal y formar un hueco en el centro y echar ahí el agua con la levadura desleída, el aceite, y remover la harina con una cuchara de palo. Ir añadiendo el otro vaso de agua templada poco a poco y trabajar la masa primero con la cuchara, después con las manos hasta que esté esponjosa.

3Formar con la masa una bola dejarla dentro de una fuente de cristal o loza y cubrirla con un paño de cocina. Dejar reposar en un sitio cálido y sin corrientes hasta que haya duplicado su volumen, mínimo 1 hora.

4Precalentar el horno a 220º.

5Enharinar la superficie o mesa donde se va a trabajar la masa. Estirar la masa con un rodillo dándole la forma que queramos (redonda o cuadrada).

6Con un pincel mojado en aceite de oliva engrasar la fuente de horno, colocar en ella la pizza. También podemos poner simplemente un papel de hornear cubriendo la bandeja del horno y colocar la pizza encima, a mi me gusta más así.

7A continuación, pinchamos un poco la masa con un tenedor, y empezamos cubriendo con la pasta de tomate triturado, encima colocamos lonchas de queso mozarella cubriendo toda la base. Y seguiremos con el resto de ingredientes: primero las rodajas de tomate espolvoreando encima con orégano y sal, rodajas de pimiento verde, rodajas de cebolla, ahora añadimos queso rayado por toda la pizza y espolvoreamos con más orégano, por último decoramos con las rodajas de huevos duros. (El tomate es mejor tenerlo coortado con antelación y en un escurridor para que suelte el agua, así quedará mejor la pizza.)

8Meter en el horno (arriba y abajo) a media altura y hornear durante unos 25 minutos.