1Los caracoles en nuestra tierra se suelen purgar antes de comerlos.

2Se cuelgan en redes, en un lugar seco y oscuro y se tiene al menos 72 horas hasta que suelten todas las babas e impurezas.

3También se pueden dejar unos días en cajas de cartón para que vayan soltando las babas.

4Incluso algunos una vez purgados, los lavan en innumerables aguas, hasta que quedan limpios como la patena.

5Otros lavan los caracoles en abundante agua con sal para que suelten la baba, aclarándolos seguidamente.

6Repiten la operación hasta dejarlos bien limpios. Y hay quién, además de sal, echa al agua un poco de vinagre.

7Decimos todo esto porque hay quien considera que limpiar los caracoles es un error.

8Justo pasarlos por agua y a la cazuela con todo su "sabor".

9Ciertamente hay algunas regiones secas, en las que estos animalitos se alimentan exclusivamente de hierba seca, tales como el tomillo o el romero, propias de la montanera.

10Y consideran que purgarlos demasiado es quitarles la gracia, el encanto y el sabor.

11Una vez listos, de alguna de las formas, colocar los caracoles en una cazuela cubiertos de agua y ponerlos a cocer a fuego medio.

12Dejar hervir unos minutos.

13Escurrir los caracoles, aclararlos, escurrirlos de nuevo y volverlos a cocer en agua con sal a la que se añadirá la cebolla y la hoja de laurel.

14Pasados entre 60 y 90 minutos se escurren, reservando el caldo de cocción para elaborar la salsa.

15Continuaremos con la receta con que cada uno quiera aplicarse.