1En primer lugar es adquirir las gambas, cocidas o crudas. Para ahorrar tiempo, es mejor las gambas cocidas, pero eso lo dejo a vuestra elección. Cuando tengamos las gambas cocidas, las pelaremos totalmente menos la parte de la cola, así tendrá soporte.

2Una vez peladas, las reservaremos y haremos la bechamel. Para ello, pondremos en una cazuela un buen chorro de aceite de oliva, agregaremos un par de cucharadas de harina, rehogaremos bien para cocinarla, y añadiremos leche poco a poco hasta conseguir una crema bastante espesa. Le incorporaremos sal, nuez moscada y perejil al gusto, y dejamos templar.

3Introduciremos una a una las gambas en la bechamel, asegurándonos de que se impregnan por todos lados de ésta crema espesa. Colocaremos sobre un plato, taparemos con papel film, y dejaremos que se ?endurezca? la bechamel durante una hora.

4Por último, con mucho cuidado rebozaremos todas las gambas con huevo y pan rallado, para luego freírlas en abundante aceite. Cuando estén doradas, las sacaremos sobre papel absorbente, emplataremos y decoraremos con perejil picado.