1Sazonamos las costillas alegremente y las embadurnamos de aceite de oliva, ajo picado y zumo de limón.

2Las colocamos en una bandeja con la parte de la carne hacia la bandeja y añadimos al menos 1 vaso de agua y una pizca de vino blanco.

3La introducimos a un horno precalentado a 200°C por espacio de unos 25 minutos.

4Pasados, le damos la vuelta a la costilla, rociamos con el jugo que habrá en el fondo y dejamos que termine de asarse otros 20 minutos, o hasta que quede bien tostada.

5Es preferible rociarla de vez en cuando con el jugo, para que quede bien rubia.

6Nunca habrá de quedar el fondo seco.

7Si es necesario añadimos más vino o agua.

8Colocamos la costilla en una bandeja y el jugo del fondo en un cazo al fuego, dejando que comience a hervir.

9En ese momento, añadimos la cucharada de mostaza, el vinagre y mucho perejil picado, dando unas vueltas.

10Sazonamos el jugo y lo rociamos sobre la carne.