1Pelamos las cebollas, las cortamos en medias lunas y las ponemos en una sartén con un poco de aceite a fuego lento para que se confiten poco a poco hasta adquirir un color tostado (aproximadamente una hora y media).

2Salpimentamos las galtas al gusto y las colocamos en una bandeja para el horno.

3Sobre cada galta ponemos un poco de manteca de cerdo un chorreón de aceite de oliva virgen extra, el vaso de vino blanco, el vaso de agua y ponemos la bandeja en el horno precalentado a 180º de 45 a 50 minutos, dándole la vuelta de vez en cuando y procurando que no se queden sin líquido.

4Pelamos las patatas y las cortamos a rodajas de aproximada mente 1/2centímetro, las ponemos en una sartén a fuego lento para confitarlas.

5Pelamos los ajos y los picamos finamente junto al perejil, cuando a las patatas le falten cinco minutos para apagar el fuego le añadimos el ajo y perejil.

6Cuando las galtas estén hechas las deshuesamos y reservamos en caliente.

7Los jugos de la bandeja los pasamos a un cazo y reducimos a fuego vivo.

8Montamos el plato colocando, con la ayuda de un molde, la parte más plana de la galta, sobre ella colocamos una cuarta parte de las patatas y encima la otra mitad de la galta, encima de todo ponemos una parte de la cebolla confitada y alrededor ponemos la reducción de los jugos de la bandeja para terminar con un chorrito de aceite de oliva virgen extra por encima y servimos.

9Como molde nos puede servir perfectamente un molde de hacer hamburguesas.