RECETA
- 24 patitas de cordero bien blancas
- 30 dientes de ajo sin pelar
- 1 puerro picado
- 1/2 l de vino tinto
- Aceite de oliva
- Agua
- Harina y huevo batido
- Sal
1Poner en una cazuela el aceite de oliva y dorar en él todas las patitas por todas sus caras.
2Ojo con las salpicaduras de aceite. Tienen que quedar muy tostadas.
3Sacarlas, retirar el exceso de grasa y volcar los ajos, el puerro y la cebolleta.
4Pochar perfectamente e introducir las patitas doradas, dando unas vueltas y añadiendo el vino tinto. Dejarlo reducir.
5Entonces cubrir 3 dedos por encima con agua caliente, sazonar ligeramente y cocer tapado a pequeños borbotones por espacio de unas 2,5 horas.
6Controlar que no les falte agua hasta cubrir e ir añadiendo más si vemos que se evapora.
7Cuando estén tiernas, retirarlas y colar el jugo de cocción, que colocaremos en una cazuela limpia a hervir despacito.
8Las patitas las dejamos entibiar y con cuidado de no romperlas, las deshuesamos intentando que no pierdan su forma original, quitando cartílagos y huesitos hasta no dejar ninguno.
9Conforme se van deshuesando, las pasamos por harina y huevo batido y las rebozamos en aceite muy caliente, dejando que se doren.
10Las escurrimos y las vamos añadiendo a la cazuela con el jugo, dejando que vayan soltando la gelatina y la salsa vaya espesando. Rectificar el sazonamiento.
11Antes de comerlas conviene dejarlas enfriar para que reposen y calentarlas de nuevo pasadas unas horas o, incluso, un día o dos. Ganan notablemente.