1Para la masa del bizcocho, bate las claras con la sal a punto de merengue; agrega el azúcar y el azúcar avainillado en un hilo, siempre batiendo. Añade las yemas de la misma manera.

2Mezcla la harina con la maicena e incorpórala poco a poco.

3Extiende una hoja de aluminio en una plancha de hornear y dóblala varias veces en un extremo para formar un borde que la limite a la mitad; extiende la masa de bizcocho y ponla al horno precalentado a 200 °C (400 °F) unos 3 minutos; retíralo y déjalo refrescar. Quítale el papel.

4Para la crema, baña los duraznos con agua hirviendo y pétalos; separa la masa de la semilla con un cuchillo y aparta 240 g de la misma. Májala hasta convertirla en puré.

5Mezcla el pudín en polvo, la maicena y 6 cucharadas de vino blanco. Pon a hervir el resto del vino blanco con el puré de duraznos y el azúcar; añade la mezcla de pudín y dale otro hervor. Deja enfriar el puré y pásalo por un colador.

6Bate la crema hasta que se ponga rígida y añádela al puré. Extiéndelo sobre el bizcocho.

7Lava bien los duraznos, sácales las semillas y córtalos en tiras; acomódalos sobre la crema que cubre el bizcocho.

8Mezcla el vino blanco, el campari, el azúcar y las coberturas en polvo, siguiendo en estas últimas las instrucciones del paquete; extiende esta mezcla sobre las rebanadas de durazno, deja que se ponga firme y corta después el pastel en rebanadas gruesas.