1Dejar la manteca a temperatura ambiente para que se ablande bien, y mezclar con tres dientes de ajo picados y el tomillo o romero.

2Aparte, salpimentar la paletilla de cordero y luego untar bien con esta mezcla.

3Si es el día de antes, mejor que mejor. Lavar bien las patatas con su piel, cortarlas en cuatro trozos, rociarlas con aceite y salarlas.

4Colocarlas junto con la paletilla en una fuente que pueda ir al horno... ¿tienes una de barro? ¿No? Lástima, es lo que manda la tradición, pero en fin, cualquiera vale.

5No, mejor dicho, cualquiera no: las metálicas están prohibidas. Precalentar el horno y meter la paletilla veinte minutos.

6Mientras, en un cacito, poner a hervir un vaso de agua con la cebolla, el laurel, el ajo restante aplastado, las pimientas de cayena, un poco de sal y pimienta.

7Transcurridos esos veinte minutos de que hablábamos antes, sacar la fuente del horno, dar la vuelta a la paletilla y a las patatas, rociar con el caldito ese que hemos preparado (previamente colado, no seas cochin@) y volver a meter en el horno veinte o veinticinco minutos más.

8Pistas: el tiempo de asado depende a) del tamaño de la paletilla, y b) del punto que le quieras dar. Personalmente, opino que el cordero demasiado hecho es repugnante.

9Otra: si ves que el asado no se dora suficiente, antes de que acabe el tiempo dale un chute de grill. Por el contrario, si se dora en exceso (léase, si empieza a quemarse), cúbrelo con papel de aluminio y sigue asando como si tal cosa.