1Lavar los membrillos, secarlos, pelarlos, quitarles las semillas y cortarlos en gajos no demasiado delgados con un cuchillo bien afilado (conviene que todos sean del mismo grosor).

2Poner los membrillos en una cacerola y cubrirlos con agua fría.

3Añadir el zumo de limón y acercar al fuego dejándolos cocer a fuego suave durante 10 minutos.

4Colar los membrillos y desechar el agua.

5Pasar el colador bajo el chorro del agua fría durante un momento y colocarlos en la misma cacerola de nuevo.

6Agregar las 2 tazas de agua y el azúcar a los membrillos, la ramita de canela y llevar a fuego suave hasta que el agua esté hecha almíbar y los membrillos estén cocidos (el almíbar debe adquirir un tono dorado).

7Retirar del fuego y dejar enfriar.

8Al día siguiente, volver a poner al fuego y cocer tapados durante 15 minutos.

9Dejar enfriar y servir bien en su estado, o formando parte de otro postre como ensaladas de frutas, tartas, mousse, etc. (Si se desea se pueden envasar en tarros de cristal y reservarlos largo tiempo).