RECETA
- 250 g. de macarron/es
- 100 g. de bacon
- 1 calabacín/es
- pimienta negra
- tomillo
- sal
- 2 yema de huevo
- 50 ml. de nata líquida
- parmesano
1Hervimos los macarrones en agua con sal. Reservar (guardando un poquito del agua de la cocción).
2Ponemos el bacon cortado a trocitos pequeños en una sartén sin aceite y lo sofreimos a fuego bajo-medio. Removemos de vez en cuando. Se hará en su propia grasa y así no necesitamos aceite. De esta manera nos resulta un plato más ligero pero si os gusta más lo podéis sofreír en un poco de aceite de oliva. Cortar los calabacines por la mitad a lo largo y las mitades otra vez a lo largo. Trocear el calabacín en diagonal para que queden trozos similares a los macarrones. La finalidad de cortarlos asi es para que la pasta y la salsa se mezcle bien.
3Cuando el bacon comience a dorarse y esté un poco crujiente incorporamos el calabacín para que tome el sabor del bacon. Añadimos un buen pellizco de pimienta negra recién molida siendo generosos (es la clave de esta carbonara, no sólo sazona, también le da un toque picante buenísimo). Incorporamos un puñadito de tomillo (yo le puse albahaca seca). Aparte, preparamos la salsa carbonara poniendo 2 yemas de huevo en un bol, una pizca de sal, un chorrito de nata (25 ml por yema y persona), un buen puñado de parmesano recién rallado y removemos bien hasta conseguir una crema.
4Cuando los calabacines se hayan ablandado pero aún tengan un poco de cuerpo incorporamos la pasta a los calabacines. Removemos bien y esperamos que baje un poco el calor para que los huevos no se cuajen demasiado. Una vez que el calor ha disminuído un poco, incorporamos la crema de huevo, nata y parmesano y mezclamos, añadiendo un pelín de agua de la cocción de los macarrones para que la salsa quede sedosa y suave. Removemos bien.
5Podemos servirlos espolvoreados con queso parmesano rallado, con tomillo o con un chorrito de aceite de oliva.