1En una cazuela grande se pone a hervir agua sazonada con sal. Se echan los macarrones y se dejan hervir 10 o 12 minutos.

2Mientras tanto, se pone a fundir la mantequilla en un cazo y se sofríe la cebolla, muy picada, hasta que esté transparente.

3Se echa la harina en lluvia y se sofríe un poco. Se va añadiendo la leche, removiendo con la varilla, hasta que hierva suavemente.

4Se añaden entonces la nata, la hoja de laurel y unos granos de pimienta. Se mezcla bien y se hace hervir, durante 10 minutos, a fuego muy suave, removiendo de vez en cuando.

5Se pelan los tomates y se cortan en rodajas.

6Se quita la corteza del tocino y se cortan las lonchas longitudinalmente en dos tiras que se enrollarán sobre sí mismas.

7Se enciende el horno a 230º para que se vaya calentando.

8Una vez que la salsa haya hervido el tiempo conveniente, se cuela por el chino y se le añade el gruyère (reservando 3 cucharadas de éste) y el parmesano.

9Se mezcla bien hasta que se fundan los quesos. Se sazona bien de sal y pimienta.

10Se vierte sobre los macarrones bien escurridos y se mezcla todo muy bien.

11Se unta una fuente con mantequilla y se coloca la mitad de los macarrones.

12Se cubre con las rodajas de tomate sazonadas y doradas por ambos lados en la sartén bien caliente. Se reservan unas cuantas para decorar.

13Se cubre con el resto de los macarrones y se colocan las rodajas de tomate, como las anteriores, en línea, en el centro de la fuente.

14Sobre cada rodaja de tomate se coloca un rollo de tocino.

15Se mezcla el gruyère con el pan fresco rallado y se reparte sobre los macarrones.

16Se mete al horno, ya caliente, durante unos 20 minutos, hasta que esté bien dorado por encima.

17Se sirve enseguida.