1Llevamos a ebullición la leche con el azúcar, la piel de limón (sin nada de lo blanco) y el palo de canela. No hace falta que hierva mucho, cuando rompa el hervor y antes de que se forme nata en la superficie la retiramos y la colamos. Hay que dejar que la leche enfríe por completo.

2Montamos las claras a punto de nieve fuerte y muy despacio, con movimientos envolventes, las vamos mezclando con cuidado para que no se bajen las claras y el resultado sea cremoso y espumoso.  La ponemos en un recipiente y la llevamos al congelador un par de horas.

3Al cabo de ese tiempo estará medio congelada. Puedes batir con unas varillas y servir en vasos o en copas de balón espolvoreando con canela molida.