1Abrir las berenjenas por la mitad y vaciar la pulpa dejando 1/2 cm tan solo con la piel.

2Calentar el horno a temperatura media.

3En una bandeja resistente al calor, poner las berenjenas con la parte abierta hacia arriba y envueltas por debajo con papel de aluminio de manera que se sostengan.

4Rociar con aceite la parte superior (o mejor: pintarlas con un pincel untado en aceite). Picar la pulpa de las berenjenas. Picar los dientes de ajo finamente. Lo mismo con la cebolla.

5Limpiar y picar finamente la zanahoria.

6Quitarle las semillas al pimiento verde y picarlo también. Trocear el tomate.

7Se fríe todo esto junto con el bacon cortado en trozos pequeños.

8El orden puede ser indiferente: primero el bacon con poco aceite, de modo que se fría en su propia grasa y que quede bien doradito.

9Sacar el bacon de la sartén y reservarlo en un plato aparte.

10A continuación, añadir mas aceite y freir los dientes de ajo.

11Seguidamente, añadir la cebolla, el pimiento verde y la zanahoria.

12Cuando ésta última empiece a reblandecerse, añadir la pulpa de las berenjenas y cuando ésta se haya deshecho, el tomate y el bacon de nuevo.

13Dejar que se deshaga el tomate y añadir la sal, la pimienta negra y el comino según el gusto.

14Todo esto a fuego medio/lento.

15Mientras tanto, las berenjenas se habrán ido reblandeciendo en el horno (conviene vigilarlas de vez en cuando mientras se hace todo lo anterior y sacarlas si van demasiado de prisa).

16Si no se ha sacado antes, hacerlo ahora y rellenarlas con el engrudo de la sartén.

17Ponerles por encima el queso cortado y devolverlo todo al horno que estará en posición de gratinar.

18Cuando el queso se haya fundido y esté dorándose es el momento de sacarlas, y servirlas calientes.