1Pelamos los langostinos, con cuidado de dejar la cola al aire, pero unida a la cabeza.

2Con un cuchillo afilado rebanamos unos mm la cola por su parte trasera y a lo largo, dejando al descubierto el intestino que la recorre, retirándolo. Los sazonamos.

3En una sartén amplia en la que quepan bien, añadimos el aceite de oliva y salteamos en él los langostinos a fuego muy vivo.

4Serán necesarios al menos 40 segundos por cada cara, dependiendo de la intensidad del fuego y el grosor del marisco.

5Añadimos entonces el ajo y damos unas vueltas. Los retiramos del fuego a un plato.

6Añadimos a la misma sartén el whisky, bajamos el fuego y dejamos reducir unos segundos, con cuidado de la llama.

7Añadimos entonces el zumo de limón y dejamos también que se reduzca al fuego unos minutos, sin que se nos seque el jugo del fondo.

8Volvemos a introducir los langostinos en esta salsa, damos unas vueltas rápidas, añadimos la mantequilla y dejamos que ligue la salsa.

9Espolvoreamos el perejil, rectificamos el sazonamiento y servimos.