1En una cazuela introducimos las cebollas, sal y aceite de oliva. A fuego suave y las doramos lentamente, 45 minutos al fuego.

2Arrimamos al fuego una sartén con una pizca de aceite a fuego fuerte.

3Sin dejar que se queme en absoluto, introducimos los hígados, de pocos en pocos y dejamos que se doren en el aceite unos segundos, sin que se sequen.

4Los vamos volteando, de forma que bajo una costra dorada se esconda una carne sonrosada y jugosa.

5Deslizamos el hígado dorado en la cebolla caliente y echamos una pizca de vino blanco, dejando que hierva unos instantes a fuego suave.

6Dejamos reposar y servimos.