1Ponga en fuego lento la mantequilla, la leche y el azúcar; mueva esta mezcla hasta que todo se disuelva y suelte el hervor.

2Licuela durante un minuto; luego, agréguele la vainilla y el chocolate; vuélvala a licuar hasta que esté tersa y vierta la mezcla en una tazón, tápela y congélela hasta que tome una consistencia firme.

3Después, bátala dos veces con intervalos de una hora.

4Congélela y, cuando vaya a servirla, acompáñela con crema batida.