1Pele y parta en trozos la raíz de jengibre fresco.

2Ponga a fuego medio alto la crema, la leche y el jengibre en trozos.

3Justo antes de que hierva, retire del fuego y tape con plástico hasta que se enfríe.

4Deje en la nevera esta infusión de un día para otro.

5Cuele esta mezcla para retirar los trozos de jengibre y caliéntela a fuego medio alto con la mitad del azúcar.

6Bata en un recipiente grande las yemas con el resto del azúcar hasta que la mezcla esté pálida; luego vierta poco a poco la mezcla de la leche y bata todo vigoramente.

7Lleve al fuego nuevamente y cocine hasta que la mezcla cubra parejamente una cuchara de madera (unos tres minutos).

8Cuele, refrigere y ponga en la máquina casera para hacer helados.

9Si no tiene una, saque la mezcla del congelador cada 20 minutos y bata vigorosamente.

10repita el proceso cuantas veces sea necesario, hasta que la mezcla esté firme pero cremosa.

11Añada el jengibre confitado en la mitad del proceso de congelación.

12Para las galletas hay que procurar que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente; ninguno debe estar muy frío ni muy caliente.

13Comience por cernir los ingredientes secos en un recipiente grande.

14Incorpore luego las claras con un batidor manual y añada la mantequilla. Refrígere la mezcla.

15Precaliente el horno a 350°.

16Esparza la mezcla con una espátula sobre una superficie antiadherente.

17Hornee por cuatro minutos o hasta que doren.