1Para preparar la masa:

2Mezclar el agua y la harina para crear una pasta que no debería ser pegajosa, sino suave.

3Una vez creada la pasta, colocar un paño húmedo por encima. Dejar reposar unos minutos.

4Coger una pequeña porción de masa y aplastarla encima de la mesa hasta crear un disco plano de unos 10cm de diámetro, aunque deberiáis intentar que el centro del disco fuese un poco más grueso que el borde.

5Repetir esta acción e ir haciendo "discos" hasta terminar la pasta. (Os recomiendo que coloquéis los discos sobre una base plana untada de harina, para que no se peguen).

6Para preparar el interior:

7Cortar unas cuantas hojas de col verde, un poquito de cebolla verde, jengibre y un poco de cebolla en pequeños trocitos -bien pequeñitos-. (La cantidad de "verde" debería ser proporcional a la cantidad de "carne" que decidáis poner en cada gyôza, vosotros decidís).

8Mezclar los vegetales con la carne picada.

9Añadir un poco de sal, pimienta, salsa de soja, aceite de sésamo y sake y mezclar bien (mejor hacedlo con las manos... ¡es más práctico!).

10Para preparar y freír las gyôza:

11Poner un poquito de mezcla en el centro del "disco" de masa que hemos preparado antes.

12Con el dedo, untar la punta de medio disco con un poco de agua.

13Cerrar la gyôza por la mitad. En teoría, debéis arrugar unas 6 veces la punta de la masa, algo que parece fácil de hacer, pero que sinceramente es bastante difícil.

14Freír las gyôza con un poquito de aceite caliente, hasta que la base esté dorada.

15Una vez doradas, añadir un poquito de agua (más o menos que cubra algo menos de la mitad de las gyôza).

16Cocer a fuego alto hasta que el agua se evapore.

17En una fuente, mezclar proporcionalmente la salsa de soja y el vinagre.

18Para comer, mojar la gyôza en la salsa.