1Ponga en un bol con aceite el cordero. Sazone con paprika, sal y pimienta y dé vueltas el cordero para que quede completamente cubierto. Guárdelo en la nevera durante un periodo mínimo de una hora para que el cordero absorba los sabores.

2Mientras tanto, pele el boniato y póngalo a hervir en una olla de agua salada hasta que quede tierno. Déjelo enfriar y córtelo a trozos. Hierva un poco de agua con sal y ponga las judías durante 1 ó 2 minutos. Inmediatamente póngalas en un bol de agua con hielo para que mantengan la textura y el color verde.

3Corte la menta y mézclela con el boniato y las judías en un plato. Añada el aliño sobre las verduras.

4Caliente la plancha y fría el cordero a fuego medio-fuerte hasta que esté dorado por fuera, pero manteniendo el color rosado y la humedad dentro.

5Deje reposar la carne durante unos minutos, córtela diagonalmente en filetes y sírvala sobre el boniato y la ensalada de judías.