1Limpiar las hojas de lechuga en abundante agua fría, con unas gotas de vinagre o de lejía y secarlas bien.

2Cortar las hojas más grandes en trozos con las manos, partiendo siempre desde los nervios de las hojas.

3Pelamos los pepinos y les retiramos todo rastro de piel que tengan.

4Cuanto más lleguemos al centro más jugosos y más gelatinosos.

5Los partimos en rodajas muy delgadas y los aliñamos con 2/3 de vinagreta hecha en una taza, mezclando el zumo de limón con sal y pimienta y añadiendo el aceite de oliva en fino cordón.

6Con el otro tercio aliñamos las hojas de lechuga que colocamos sobre los pepinos, de esta forma no se aplastan sus hojas. Servir bien fresca.