1Vierta la leche en una olla grande con la vainilla. Llévelo a un hervor rápido. Retire del fuego. Tape y deje que se haga una infusión durante quince minutos. Cuele. En otra olla ponga las yemas desprovistas de la membrana que las recubre, junto con el azúcar. Bata vigorosamente con un batidor de alambre durante algunos minutos hasta que la mezcla tome un color amarillo pálido.

2Caliente nuevamente la leche casi hasta hervir y vierte poco a poco sobre las yemas, batiendo enérgicamente. Lleve a fuego bajo y cocine removiendo sin cesar con una cuchara de madera hasta que la mezcla espese y tome una consistencia cremosa. Esto debe tomar unos cinco minutos. No permita jamás que la mezcla hierva.

3Retire la olla del fuego, cuele la crema y meta el envase que la contiene en otro envase más grande con hielo y agua para que se enfríe rápidamente. Guarde tapado en la nevera.