1Pelamos los litchis, el kiwi y lo cortamos en rodajas, colocamos en una fuente grande y en capas las frutas, salpicándolas con el azúcar.

2Las regamos con el licor y las dejamos macerar durante 3 horas, regamos las frutas con un poco de zumo de limón para que no pierdan su color.

3Preparamos el almíbar poniendo a cocer el agua, el azúcar y unas gotas de limón, cuando empiece a coger un ligero color dorado claro, bañamos cuatro moldes individuales de corona con las paredes altas.

4Los movemos para que el caramelo se extienda por todo su interior y las paredes queden bien cubiertas de caramelo.

5En un cuenco ponemos el queso y las cuatro yemas y hacemos una mezcla homogénea con una cuchara de madera, añadimos a esa mezcla el azúcar y el huevo entero, mezclamos bien y añadimos la leche batiendo con la cuchara.

6LLenamos con esta mezcla los cuatro moldes y los cocemos al baño maría, para ello cubrimos los moldes con papel de aluminio, los colocamos en una cazuela grande y vertemos agua que llegue solo a menos de la mitad de la altura de los moldes.

7Cubrimos la cazuela con papel de estraza y ponemos encima la tapadera, cocemos a fuego suave evitando que el agua hierva.

8Cuando lleven 30 minutos de cocción, comprobamos que los moldes cuajados clavando una aguja

9, si sale limpia quiere decir que están hechos.

10Apagamos el fuego, sacamos los moldes y dejamos que se templen.

11Los desmoldamos en platos de postre, rodeamos la crema de queso con las frutas que previamente hemos macerado, y las regamos con su propio jugo para que así esten más jugosas.