1Calentar el horno a unos 175 grados. Poner en el fondo de una fuente de barro unas cucharas de palo para colocar encima el cochinillo co la parte de las entrañas hacia arriba y de forma que se apoye en las cucharas y no toque el fondo de la fuente. Disolver la sal con agua en un mortero y pintar el interior del cochinillo. Introducir la fuente en el horno y pintarlo de nuevo cada 10-15 minutos.

2Poner algo de agua con sal en el fondo de una fuente para que no se queme el jugo que va cayendo.

3Pasada una hora, dar la vuelta al cochinillo y pintarlo por la parte de la piel cada 10 minutos, mientras se asa, durante una hora más. Forrar con papel el rabito y las orejas para que no se requemen.

4Fundir la manteca, pintarlo con ella y mantenerlo media hora más en el horno (en total, dos horas y media).

5La piel debe quedar crujiente y dura para poder cortarse con el canto de un plato.

6Servir con ensalada verde.