1Se ponen las ciruelas en un cuenco y se cubren con el vino.

2Se dejan en remojo durante 12 horas.

3En el momento de preparar el plato, se escurren las ciruelas y se reserva el vino. Se quitan los huesos de las ciruelas.

4Se sazonan las chuletas de cerdo con sal y pimienta.

5Se pasan ligeramente por harina y se fríen en una sartén con aceite y mantequilla, hasta que estén doradas por ambos lados. Se reservan.

6Se añaden las ciruelas y el vino a la sartén. Se tapa y se deja hervir suavemente, durante unos minutos.

7Se sacan las ciruelas y se reservan. Se deja reducir el vino. Se hace reducir la salsa a un tercio de su volumen, a fuego fuerte.

8Se añade entonces la gelatina de grosella y se deja fundir. Se añade la nata a la salsa, batiendo bien con la varilla, hasta que quede ligada.

9Se meten de nuevo las chuletas en la salsa y se les da un ligero hervor. Se sacan a una fuente y se napan con la salsa, pasada por el colador.

10Se acompañan con las ciruelas y con unos bastones de calabacín pasados por harina y fritos.