1Para preparar la pasta de freír se tamizan la harina y la sal en un bol. Se hace un hueco en el centro y se echa el aceite.

2Seguidamente se va incorporando la cerveza, poco a poco, llevando la harina hacia el centro y mezclando.

3Se sigue este procedimiento hasta obtener una pasta homogénea y espesa. Se deja reposar durante dos horas en un sitio templado.

4Para la salsa de tomate, se sofríe el jamón cortado en dados con el aceite caliente.

5Se añaden la cebolla y el ajo, muy picados. Se tienen unos minutos sofriendo y se añade el tomate crudo, triturado o pasado por el pasapurés.

6Se sazona con sal, pimienta y una pizca de azúcar. Se tapa y se deja sofreír durante 45 minutos, a fuego suave.

7Cuando esté casi hecho, se espolvorea un poco de orégano por encima.

8Se quita la base terrosa de los champiñones. Se aclaran bien y se secan. Los pequeños se dejan enteros. Los más grandes se cortan en dos.

9Se meten en una cazuela pequeña, con el vino blanco y el zumo de limón. Se sazonan con sal y pimienta, y se tienen hirviendo durante 5 minutos, con tapadera.

10Transcurrido ese tiempo, se escurren, se dejan enfriar y después se secan. Pasadas las dos horas de reposo de la pasta de freír, se pone a calentar abundante aceite en una sartén.

11Se bate la clara de huevo, a punto de nieve, y se incorpora a la pasta de freír. En la pasta de freír se van metiendo los champiñones pinchados en un palillo.

12Se empapan bien y se fríen unos minutos en el aceite, hasta que estén dorados.

13Se escurren bien y se presentan en una fuente caliente con la salsa de tomate, también caliente, servida en una salsera.