1Los caracoles hay que dejarlos muy limpios, porque sueltan muchas babas.

2En una caja con tapa y con la harina en el fondo, se depositan los caracoles para que se purguen, cuando sus desechos salgan blancos ya está depurados (dos o tres días) y listos para limpiarlos.

3Se deben de lavar mucho, con agua fría, frotándolos unos contra otros.

4Posteriormente se les hecha en una olla grande con agua sal y un poco de vinagre.

5Esta operación se repite varias veces hasta que no suelten babas y el agua quede limpia.

6Posteriormente se ponen en una cazuela a fuego lento y cuando hayan sacado bien el cuerpo se sube la temperatura.

7Se tira ese agua y ya están listos para cocinarlos.

8Mientras tanto, en una cacerola con un poco de aceite de oliva se añade la cebolla picada, los dientes de ajo (a gusto)y se rehoga hasta que esté blandita y dorada, se añade jamón picado y el chorizo picado picante, las guindillas de cayena a gusto, una pizca de azafrán, el tomate frito, la sal y 1 cucharada rasa de harina.

9Se sigue rehogando y se añaden los caracoles, un vaso de vino blanco.

10Se cubren con agua, y se dejan hervir unos 45 minutos a fuego lento, si es preciso se añade un poco de agua.

11La salsa debe quedar espesa y sabrosa.

12Se comen sacando la carne con unos tenedores muy finos o palillos de madera.