1Cortar los calamares en ruedas de 1/2 cm. de espesor y pasarlas por agua hirviendo por 15 segundos (¡ni uno más!).

2Enfriar bien los aros con la ayuda de agua con hielo y secarlos con papel.

3Colocar en un bowl la harina de trigo con la sal y verter poco a poco el agua, revolviendo hasta que la mezcla posea la misma textura de una mezcla para hacer panquecas.

4Aparte, batir la clara de huevo hasta que esté a medio punto de nieve es decir sea una mezcla firme, blanca y esponjosa.

5Agregar la clara batida a la mezcla de harina y agua.

6Este paso hay que hacerlo mezclando la clara con movimientos envolventes de la cuchara y sin batir.

7Caliente el aceite preferiblemente en una olla pequeña para que poca cantidad de aceite cubra los calamares.

8Justo antes de freír, coloque los calamares secos en la mezcla de harina y huevo.

9Agréguelos al aceite, cuidando de hacerlo de aro en aro para evitar que se peguen unos a otros.

10Cuando estén dorados, sacarlos del aceite y colocarlos sobre una servilleta absorbente para eliminar el exceso de grasa.