1Pelar las manzanas, quitar el corazón y trocearlas; ponerlas en un cazo con 2 ó 3 cucharadas de agua y cocer a fuego suave hasta que se conviertan en puré, moviendo de vez en cuando.

2Añadir 25 g de mantequilla y 1 cucharada de azúcar, y mezclarlo bien.

3Mezclar el pan rallado con el azúcar restante. Derretir la mantequilla en una sartén y freír la mezcla de pan y azúcar, removiendo con una cuchara de madera hasta que quede dorado. Dejarlo enfriar.

4Colocar el puré de manzana en una fuente honda, alternando capas de puré con la mezcla de pan rallado; terminar con una capa de pan. Decorar con nata montada y jalea de grosella.